CONTIGO NIÑO
Publicado en el Periódico la Libertad Sábado 16 de agosto de 1980.
Creceré contigo
Despacio o corriendo
Acostadito o saltando
En las alas del viento
Revolveré contigo
Las charcas del suelo
Para que nazcan grillos
Y ranas del cieno
Visitaré contigo
Los nidos del campo
Para saludar polluelos
Y acompañar sus cantos
Elevaré contigo
Cometas ruidosas
Para despertar luceros
Y estrellas canosas
Perseguiré contigo
En la noche los espantos
Para desterrar el miedo
La pesadilla y el llanto
Dibujaré contigo
Un desierto muy bello
Brisa, agua y palmeras
Y junto a ti un camello
Cazaré contigo
Las mariposas volando
Para adornar tu jardín
Con sus colores alados
Alquilaré contigo
En el río un botecito
Para acariciar el agua
Y pasear sus pececitos
Construiré contigo
En la playa un castillo
Para que se meta el mar
Con su cangrejo amarillo
Sembraré contigo
Árboles con pájaros
Para que cojas música
Y frutas de sus gajos
Arrastraré contigo
Tu camioncito de arena
Para evitar que atropelles
Las hormiguitas obreras
Patearé contigo
En la calle una pelota
Para que salgas tras de ella
Y los vecinos conozcas
Esto haremos por ahora
Y cuando ya seas grandecito
Con el cambio pintaremos
Mundos reales más bonitos.
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Consideraciones sobre el Poema “Contigo, Niño”
Señorita
Carmen Peñasánchez
PERIÓDICO “LA LIBERTAD”
Ciudad
El pasado 16 de agosto, cansado ya de tanto encontrar estrofas y versos sin poesía en los periódicos del país, casi que paso por alto la lectura del poema “CONTIGO, NIÑO” que escribió el señor ARIEL A. ARTETA CHARRIS.
Después de adoptar una de esas grandes decisiones que tenemos todos en la vida, quizás por el título de la composición, tomé la resolución de leerla.
Sencillamente noble, melodiosa y sentimental, fue mi parecer.
Se trata de un concepto claro sobre la belleza del idioma, para escoger no sólo los términos más adecuados y singulares al tema, sino para imprimirle ese tono profundo que hace del verso una nueva modalidad de la propia existencia.
Realmente “CONTIGO, NIÑO” vive en cada uno de sus versos con una situación distinta y circunstancial que hace de la metáfora más que una alteración del común decir, otra forma de amar y de expresar valores infantiles tan tiernos que nos parece tener en las manos un corazón de niño convertido en letras.
La estrofa número siete dice:
“Cazaré contigo
Las mariposas volando
Para adornar tu jardín
Con sus colores alados”.
Es sin duda un nítido reflejo de amor, no sólo por la noción del concepto de niño y de su propia realidad, sino por la contemplación de la misma naturaleza.
En la obra, impresionante por su calor y pasión artísticos, la elevación del espíritu en la impresión que causa el verso, es la nota distintiva.
Hay elegancia en el contexto: pero es una elegancia sin vestido de gala, como quien construye castillos y ciudades, cielos y estrellas con minas de lápices o con carbones brillantes.
Felicito no sólo al autor, sino al encargado de escoger, los temas para publicación por el acierto que en esta ocasión más feliz que única, tuvieron.
Ojalá las páginas de La Libertad sean siempre también páginas de la belleza.
Atentamente,
MAX RANGEL FUENTES
Profesor de la Universidad del Atlántico
Con los niños de agosto 18 de 1989