Llegar al altar de los recuerdos
y rozar la mano de la ilusión de ayer
para al parpadear ver sonreír los silencios del hoy,
sentado aquí, con el mar en mis ojos.

Golpe en los huesos es el frío del abrazo que nunca llegó
los papeles y tiempos perdidos,
el valor por fin ganado de la ausencia que merezco,
golpe de días festivos por laborar.

Y en la plena oscuridad de un subterráneo,
de un bosque, de un desierto,
incandescente, fulminante, abrazador,
lleno de verdades impresas en el olvido.

¿Podré saberlo? ¿Mis letras pueden llegar?
Llorar en tus fiestas, es el acto de rebeldía,
de jolgorio y alegría, de mentiras.
No importa...

Importar-me es, eres.
La voz honda y putrefacta,
intenta huir para correr de estar,
de tu altar, de mi mar.