Sol de edades anchas y eternas.
Estrella de senderos y huertos.
Escucha mi susurro pensar que gimotea dejarte
Escucha mi sueño que a pesadilla grita encierros.

Oh sol de Margarita azul,
de hojas de cementerio,
de lino blanco hueso...
perdona que no pudiera,
y que no halla más remedio,
dejarte palabras sueltas,
ocultadas tras un misterio.


Besa la tibieza que atraviesa tu alma,
los refugios y los vacíos negros,
que junto a mi alma parecen de a uno,
pero por quererte a ti,
dos, mil... de a mares.