¡Weeee! La felicidad a veces viene en potes gigantes y otras veces en pastillas pequeñitas. Esta vez vino en el tamaño justo, en un empleo bonito en una de las mejores empresas de mi ciudad. Una empresa "nuestra" que, de lejos, rescata el significado de Barranquilla: estructurada, pujante y con las puertas abiertas. Gracias a los que se confabularon por ello.

Ahora entre olor a pescados, río, graneles y carbón, entre montañas de containers y cifras en la pc, pasaré una buena parte de mis días, guiado por la bondad, verdad y responsabilidad de ingeniero caribe. Menos mal no estaré solo, hasta las palomas, manatíes y mapanás me acompañaran.