Con un poquito de Whisky (que me dio mi papá) luego de más de dos horas de "karaokear" y hacer de "Yo me llamo..." en todo ese tiempo, sólo recordé que para hoy, a cuarenta y siete domingo del año, debo poner algo del primer flamenquito que escuché:

ESTOPA
Tu Calorro


No sabía que era una estopa, que era un calorro, no entendía el acento (ceseo), ni su forma tan rara de cantar, pero me emocionaba mucho.

De allí el palme'o se hizo inevitable y las ganas de más guitarras crecieron y crecieron. El flamenco llena de vida y emoción mis días. me pertenece y no a la larga, pero lo siento mío. Sin más feliz de recordar esto.