Tendría que tener unos ocho años cuando recuerdo, en una habitación grande de la casa de la abuela paterna en el pueblo, que neceaba una vitrina de vidrio donde mi papá contenía CDs y LPs con mucha música romantica, boleros, baladas y rancheras clásicas.
Por lo que sé de boca de ellos, desde pequeño escuchaba esa música, pero mis recuerdos son muy borrosos, pero las melodías están tan arraigadas a mi sentir que probablemente hicieron raíces en mí desde muy chico.
NINO BRAVO
Nino Bravo era uno de esos nombres que alcanzaba a leer, la caratula era sencilla: el rostro de él, un título como para recordarlo siempre y su nombre.
Su música me gustaba muchísimo por esa voz de papá que tenía, gruesa y fuerte. Era imposible no prestar atención a sus letras con toda esa claridad vocal que tenía y el sentimiento que le imprimía a las canciones.
Así, crecí con Noelia, América, América, Es el viento, Libre, Un beso y una flor... canciones imponentes, bellas, con alegrías, tristezas, reflexiones y homenajes a la vida y a la naturaleza.
Antes de ayer, 16 de abril, hace más de 40 años que murió joven, con tanto por dar todavía, Nino... y si hay algo que digo siempre es que la música es una de las formas de estar eternamente con los demás, por eso Nino lo está.
De todas las de Nino, Libre, una historia triste en el fondo, es una de las que más me impactaba, su voz no cabía en los parlantes del equipo de sonido, envolvía todo. Mi favorita América, América, un tributo a un continente, que como dice la canción aún no ha roto sus cadenas, tiene muchas riquezas mal explotadas y hoy tan destruidas... y Un beso y una flor, un clásico en el romanticismo social que recuerdo una vez fue mal usada por una psicóloga en el pueblo...
A Nino Bravo le debo muchas de las ideas romántico-imposibles que tengo, y ese amor por la tierra en la que vivo... lo mínimo que puedo hacer es escribirle desde aquí. A continuación Noelia, y como dice mi padre, inmortalizado como todos los grandes que mueren jóvenes:
Su música me gustaba muchísimo por esa voz de papá que tenía, gruesa y fuerte. Era imposible no prestar atención a sus letras con toda esa claridad vocal que tenía y el sentimiento que le imprimía a las canciones.
Así, crecí con Noelia, América, América, Es el viento, Libre, Un beso y una flor... canciones imponentes, bellas, con alegrías, tristezas, reflexiones y homenajes a la vida y a la naturaleza.
Antes de ayer, 16 de abril, hace más de 40 años que murió joven, con tanto por dar todavía, Nino... y si hay algo que digo siempre es que la música es una de las formas de estar eternamente con los demás, por eso Nino lo está.
De todas las de Nino, Libre, una historia triste en el fondo, es una de las que más me impactaba, su voz no cabía en los parlantes del equipo de sonido, envolvía todo. Mi favorita América, América, un tributo a un continente, que como dice la canción aún no ha roto sus cadenas, tiene muchas riquezas mal explotadas y hoy tan destruidas... y Un beso y una flor, un clásico en el romanticismo social que recuerdo una vez fue mal usada por una psicóloga en el pueblo...
A Nino Bravo le debo muchas de las ideas romántico-imposibles que tengo, y ese amor por la tierra en la que vivo... lo mínimo que puedo hacer es escribirle desde aquí. A continuación Noelia, y como dice mi padre, inmortalizado como todos los grandes que mueren jóvenes:
