La música es una droga. Es una conclusión que discutí junto con mi confidente, colega y compañera de buenos recuerdos.

Lo es, y es desde terapéutica hasta psico-dependiente... Adictiva!

Cada vez que hago algo, cada vez que transformo mi realidad necesito de ella, dependo de ella!

Amy Winehouse y Selah Sue son la droga que necesito escuchar en estos días...

Tienen voces de negra y sin caer en estupideces del color de piel, esos matices, esos sonidos, ese grosor y fuerza alteran cada célula de mi, siento micromovimientos involuntarios por todas partes, me electrifican tanto como sólo alguien lo ha hecho...

Europeas sí, porque es un referente que anhelaría tener en mi vida, tener algo del viejo continente, sentir un poquito de toda su libertad y cultura...

Son sencillas, por ello son mi droga... para disfrutar lentamente, con los ojos cerrados!